¿Tu trabajo te está drenando? Tal vez sea hora de escuchar a tu cuerpo
- Maria Conde
- hace 1 día
- 8 Min. de lectura
Actualizado: hace 4 horas
Querido lector:
¿Alguna vez te has detenido a observar tu relación con el tiempo? No desde la agenda o el reloj, sino desde el cuerpo, la energía y la intención. La vida en automático está tan normalizada que repetimos rutinas sin cuestionar si están alineadas con lo que deseamos vivir.
El tiempo es un espejo de nuestra relación nosotros mismos. Nuestras decisiones revelan nuestras prioridades, aunque no siempre seamos conscientes de ello. No obstante, siempre hay una vocecita susurrándonos suavemente al oído, recordándonos —con amor— hacia dónde deberíamos dirigirnos.
Hoy quiero invitarte a reflexionar con honestidad: ¿qué te dice esa voz interna sobre la profesión que practicas? ¿Estás desempeñando una actividad que te da energía o te la quita?
Y si es la segunda… ¿a qué crees que se debe? ¿A un mal manejo del tiempo? ¿A hábitos que no están sumando? Vamos a descubrirlo juntos.
Investigué con la intención de aportar algo que te ayudé a mirar, con más claridad, cómo se entrelazan tu trabajo, tu cuerpo y tu energía.
Comencemos por lo más olvidado: el cuerpo.
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¿Conoces el término ritmo circadiano?
Es el ciclo natural de aproximadamente 24 horas que regula los patrones de sueño y vigilia, así como otros procesos fisiológicos como la digestión, la temperatura corporal y la liberación de hormonas. Este ritmo está controlado por un reloj biológico interno, influenciado principalmente por señales externas como la luz del día (National Institute of General Medical Sciences).
Entre las hormonas que libera el cuerpo se encuentra el cortisol, que cumple funciones clave como mantenernos alerta, regular el metabolismo, controlar la inflamación y ayudarnos a responder al estrés. Esta hormona sigue el ritmo circadiano, alcanzando su pico natural entre las 6 y las 8 de la mañana, lo que nos ayuda a despertar y activarnos de forma natural (MedlinePlus, NIH).
Ahora bien, si le damos espacio a esta hormona para hacer su trabajo sin interrumpirla con cafeína de inmediato —especialmente durante la primera hora tras despertar—, ¿adivina qué sucede?
Podemos mejorar significativamente la regulación del estrés, la calidad del sueño y el equilibrio hormonal en general. Según la Harvard Medical School, tomar café justo al despertar puede interferir con la producción natural de cortisol, disminuyendo su eficacia con el tiempo y generando una dependencia progresiva de la cafeína para mantenernos en funcionamiento.
Y aunque soy una amante del buen café, he aprendido a honrar los ritmos de mi cuerpo. Por eso, mi ritual matutino comienza con hidratación, un snack ligero o desayuno… y luego, sí: una visita a Café Comunal, uno de mis espacios favoritos para escribir y pensar con claridad.
Por cierto, si aún no lo sabes, Café Comunal acaba de lanzar su aplicación —disponible en App Store y Play Store— para que puedas hacer tus pedidos antes de llegar. Si te registras, además te regalan cupones de descuento y acumulas puntos que se traducen en beneficios para tus próximas visitas.
Tal vez no lo habías considerado, pero existe una relación directa entre tus hábitos diarios y tu manera de trabajar. Durante la mañana y el mediodía, el cuerpo alcanza su mayor capacidad de concentración, memoria y coordinación. Es en esas horas cuando solemos tener nuestros momentos más productivos… siempre y cuando respetemos nuestro ritmo natural.
En mi caso, suelo aprovechar esas horas para hacer lo que más amo: escribir para ti. Regularmente inicio mis bloques de escritura creativa a las 9 de la mañana, justo cuando mi mente está más clara y mi energía mejor enfocada.
Trabajo en bloques de 50 minutos de escritura profunda, seguidos de 10 minutos de descanso consciente. Este pequeño ritual me permite cuidar mi atención y sostener la inspiración sin agotarme.
Hacia las 5 o 6 p.m., los niveles de cortisol comienzan a disminuir, y el cuerpo reduce poco a poco su temperatura interna para prepararse para el descanso. Si en ese momento nos exponemos a luz cálida, reducimos los estímulos y bajamos el ritmo, facilitamos que el sistema nervioso active la producción de melatonina, la hormona encargada de inducir el sueño profundo y reparador.
La melatonina comienza a liberarse de forma natural entre las 8 y 9 p.m. y alcanza su punto máximo entre las 2 y 4 a.m. (Sleep Foundation).
En mi caso, tengo algunos rituales sencillos —pero poderosos— que me ayudan a respetar ese proceso: suelo cenar ligero para no interferir con la digestión, y antes de dormir hago una caminata suave de 10 a 15 minutos. Al regresar, preparo un té, enciendo mi luz roja y me doy espacio para leer o escribir en mi diario. Todo esto me ayuda a “apagarme” con calma.
Lo paradójico es que casi nadie habla de esto. O, si lo sabe, rara vez lo aplica. Nos cuesta dejar al cuerpo ser cuerpo, confiar en su sabiduría y acompañar sus ritmos en lugar de forzarlos.
¿Y qué pasa con esa copa de vino que muchas personas toman al final del día para “apagar el estrés laboral”?
Vale la pena saber que, aunque el alcohol puede ayudarte a dormir más rápido, interfiere profundamente con la calidad del sueño. Según la Sleep Foundation y diversos estudios clínicos, sus efectos negativos incluyen:
Interrupción del sueño REM
El alcohol reduce el tiempo en la fase más profunda y restauradora del sueño, afectando la memoria, el aprendizaje y el procesamiento emocional. Por eso, al día siguiente puede costarte más trabajo concentrarte, tomar decisiones o realizar actividades creativas.
Deshidratación y activación del sistema simpático
El alcohol estimula el sistema nervioso de “lucha o huida”, justo cuando el cuerpo debería estar entrando en modo descanso y reparación. Esto no solo interrumpe el sueño, sino que puede generar micro despertares, ansiedad física y un descanso no reparador.
Desajuste del ritmo circadiano
Altera los niveles de melatonina y desincroniza tu reloj biológico, lo que dificulta conciliar el sueño en los días posteriores y altera todo el ciclo natural del descanso.
En resumen: aunque te hayas quedado dormido rápidamente, en realidad no descansaste.
Y eso se acumula.
Se traduce en baja energía, falta de concentración, disminución de la creatividad… y una sensación sutil —pero constante— de no estar del todo presente.
A veces me pregunto porque lo hacemos, que nos lleva pasar por alto las necesidades naturales de nuestro cuerpo. Y ser negligentes con nuestra salud. Falta de información, de autoconsciencia, de amor propio. Pero al contrario de solo preguntarme, me gusta actuar, informar es mi propósito. Y te tengo noticias, para todo mal hay remedio, por más difícil que pueda parecer.
Para comenzar a cerrar...
Si te sentiste identificado con alguno de estos puntos, quiero invitarte a hacer una pausa y observar: ¿Consideras que un ritmo así es sostenible a largo plazo?
La respuesta es solo tuya. Y si ya eres de las personas que no necesita estimulantes para despertar ni alcohol para descansar, ¡te felicito! Estás escuchando a tu cuerpo. Estás eligiendo desde otro lugar.
En ese caso, te invito a leer mi artículo: "Vivir con intención también se entrena", donde hablo sobre propósito, valores y herramientas prácticas como el journaling, que pueden ayudarte a evaluar si la profesión que desempeñas está alineada con lo que realmente te importa.
No eres solo tu trabajo
Tu cuerpo, tu energía y tus emociones también importan. Y merecen espacio en tu vida. Merecen estar en tu agenda.
Gestionar el tiempo es elegir —con conciencia— cómo vas a invertir tu energía y, sobre todo, cómo vas a nutrirla. Para lograrlo, necesitas hacerte preguntas valientes como:
¿Amas lo que haces?
¿Te desempeñas desde la ética y los valores?
¿Tu trabajo está alineado con tu plan de vida… o solo con tus deudas?
¿Qué hábitos estás sosteniendo que merman tu enfoque y tu capacidad creativa?
Y, lo más importante: ¿Por qué lo haces?
El autocuidado no es un lujo
Es un límite sano. Es recordar que tu energía no es infinita. Y que mereces descanso, alimento, aire, silencio, coherencia.
No todo se mide en logros. A veces, lo más valiente es darte permiso para pausar, sentir y reflexionar. Ahí, en esa pausa… es donde muchas veces comienza la transformación.
Hay una frase atribuida a Einstein que dice:
“El interés compuesto es la octava maravilla del mundo. El que lo entiende, lo gana; el que no, lo paga.”
Y aunque su origen no es del todo verificable, la idea es profundamente poderosa.
El interés compuesto no solo aplica a lo financiero. También aplica a tu energía, tu salud, tus hábitos…Y, por supuesto, a cómo eliges usar tu tiempo.
Cada pequeña acción que haces —o dejas de hacer— se acumula. Cada decisión que tomas a favor de tu bienestar construye algo más grande. Así que, si puedes, haz lo que amas. Y si aún no estás ahí, haz lo que te acerque a eso que amas.
Tu tiempo, al final, es vida invertida. Y mereces que valga la pena.
¿Sabes realmente en qué se te va la semana?
Te invito a descubrirlo creando tu mapa de tiempo personal. Es más sencillo de lo que parece, y puede marcar una gran diferencia en cómo vives tus días.
Paso a paso:
Haz una lista de categorías como: trabajo, descanso, redes sociales, sueño, creatividad, relaciones, movimiento, alimentación, etc.
Suma las horas reales que dedicas a cada una durante la semana.
Obsérvate sin juicio: ¿Hay algo que te gustaría ajustar, nutrir o soltar?
Esta práctica es uno de los primeros pasos de mi programa de gestión del tiempo con propósito, donde usamos la Agenda Elevate como guía para alinear tu energía con lo que verdaderamente importa.
Para ayudarte a reflexionar sobre cómo estás invirtiendo tus horas, te comparto un ejemplo real de mi propia bitácora semanal.
Una semana tiene 168 horas (24 horas × 7 días). Así es como, aproximadamente, distribuyo las mías:
Escribir: 10–12 horas
Lectura: 7–8 horas
Ejercicio: 7–8 horas
Rituales de autocuidado y silencio: 14 horas
Redes sociales: 7 horas
Trabajo administrativo y reuniones: 10 horas
Comer: 21 horas
Tiempo de conexión (amistades, conversaciones, comunidad): 10–12 horas
Ocio: 10 horas
Dormir: 48 horas
El resto se va en traslados, tareas del hogar o actividades imprevistas. Lo importante aquí no es la perfección, sino la intención: mi descanso no es negociable, y gran parte de mi semana está dedicada a aquello que me nutre física, mental y emocionalmente.
Para concluir aquí te dejo 5 tips para rediseñar tu relación con el tiempo
Establece bloques de enfoque sin distracciones. Protégete de interrupciones durante tus momentos clave de productividad o creatividad.
Comienza la semana con una intención clara. Pregúntate: ¿Qué quiero priorizar? ¿Qué me haría sentir en coherencia?
Haz pausas conscientes y rituales de cierre. No todo es hacer. También importa cómo descansas, respiras y cierras cada jornada.
Planifica según tu energía, no solo tu horario. Hay días para avanzar con fuerza y otros para ir más lento. Escucha tu ritmo.
Revisa cada domingo cómo te sentiste con tu semana. Observa qué funcionó, qué no… y ajusta con compasión.
Tu tiempo es tu vida en acción. No se trata de llenarlo, sino de habitarlo. Si esta reflexión te resonó, tal vez sea momento de reescribir tu relación con el tiempo. Yo comencé por observar. Después, aprendí a elegir.
Si quieres empezar, la Agenda Elevate puede ser un primer paso. En nuestro programa de gestión del tiempo en línea te enseñamos como usarla para organizar tu día con intención y propósito. En las próximas semanas lanzaremos la segunda edición de este programa. Mantente atento a nuestro blog y redes sociales para conocer las fechas.
Canción recomendada
Mahler – Adagietto Variations
Una pieza que me acompaña en momentos de silencio, introspección y escritura profunda. Este movimiento, originalmente parte de la Sinfonía No. 5 de Gustav Mahler, ha sido interpretado como una carta de amor sin palabras. Sus cuerdas y arpa nos invitan a habitar el presente, a sentir el paso del tiempo con suavidad, y a recordar que no todo debe vivirse en prisa o productividad.
Tal vez, mientras la escuchas, puedas regalarte unos minutos para reconectar contigo y con tu ritmo interno.
Cuando estés listo(a) para escuchar, haz clic AQUÍ.
Para finalizar te dejo la frase del día:
"No es que tengamos poco tiempo, sino que perdemos mucho." — Séneca, De la brevedad de la vida
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Tal vez alguien más lo necesite hoy.
Con gratitud,
Tu escritora,
María Conde
Fuentes consultadas:
National Institute of General Medical Sciences. "Circadian Rhythms."
MedlinePlus, NIH. "Cortisol."
Harvard Medical School. "The Best Time of Day to Drink Coffee."
Sleep Foundation. "How Alcohol Affects Sleep."
Sleep Foundation. "Melatonin and Sleep."
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