Salud. El punto de partida hacia una mejor calida de vida

Hay una frase que me ayudó durante mi cambio de paradigmas y me hizo reflexionar sobre los hábitos que tenía hace unos años “Los ascensores son como la salud: sólo nos percatamos de su importancia cuando faltan.” Al reflexionar y llevar esta frase a mi realidad, aprendí que si tenemos la sabiduría, la madurez y la entereza para ver desde afuera nuestras vidas; y en base a eso tomar decisiones relacionadas con nuestra salud mental, emocional, espiritual y física; nuestro resultado será mejor. Solo entonces podemos fijar un antes y un después; y el presente puede ser nuestro punto de partida hacia una mejor calidad de vida.

En los artículos anteriores les he mencionado sobre el secreto del viaje a las estrellas, conocer la felicidad, cultivar la paciencia; y todo estos pilares los relaciono con la salud. El día de hoy quiero abrirme a contarles porque inicié este camino. La historia comienza en las bases, uno de los pilares de nuestro entorno, la familia. A lo largo de mi vida he observado cómo personas que amo se han enfermado, cada miembro de la familia hemos hecho lo que ha estado a su alcance para apoyar, pero hay batallas que una vez han avanzado demasiado no se pueden ganar.

Es en los momentos difíciles donde más te encuentras a ti mismo, porque conoces cuales son tus fallas, cuales son tus puntos fuertes, que te duele, cuales son tus prioridades y tus valores. Al reflexionar detenidamente sobre las circunstancias en cada uno de los casos elegí luchar una batalla para hacer las cosas distinto a lo que estaba acostumbrada a ver y prevenir en la medida de lo posible el no encontrarme sana; para esto tuve que realizar un ejercicio de introspección, observarme, auto analizarme positivamente y proactivamente, preguntarme ¿Quién soy? ¿Qué amaba? ¿Qué me dolía de todas estas circunstancias externas? Porque aunque directamente no me estaba sucediendo a mi, el hecho de ver personas que amaba sufrir, y que en tres de los casos dejaron de estar con nosotros, era algo que me causaba una herida; comencé a cuestionarme ¿Cuáles eran mis hábitos diarios? ¿Qué podía hacer mejor? Me di cuenta que mi salud depende de mí; me hice responsable, porque ese es el camino correcto.

Aprendí a amar este proceso, el del autoconocimiento y autocuidado; el camino de la salud y en la transición de hábitos no idóneos para mi salud a otros que me han ayudado a sentirme con más energía, enfoque, vivaz y saludable; aprendí a amar aún más a mi familia, porque me percate de que cambiar de paradigmas indirectamente generaba más armonía en todos mis entornos, desde mi hogar, familia, trabajo, amistades, etc. Y no, no ha sido todo perfecto. He errado en muchas ocasiones, en el pasado he regresado a viejos hábitos pero a mayor conciencia de ellos, se vuelve cada vez más sencillo regresar a mi centro.

La parte más difícil para algunos es aceptar que puedes equivocarte, puedes caer y eso está bien. El fracaso es el único camino al éxito. Caer es parte del proceso de reconstruir, y esa la causa de la automejora. A cada acción, corresponde una reacción. Y te pregunto ¿Cual es la reacción que tendrás si caes? Mi respuesta es, volver a levantarme.

El autocuidado va de la mano con el autoestima, y muchas de las veces no nos damos cuenta que estamos haciéndonos daño al tener hábitos que son nocivos para nuestra salud y esto se puede relacionar con situaciones internas que no estamos trabajando. Es todo un proceso comenzar a recuperar la autoestima después de tiempo de estar acostumbrado a autoflagelarse, lo importante es que tu seas consciente de eso. Que comiences a aceptar que has cometido errores y que está bien, que no todo está dicho. Los cambios son para los valientes, aquellos que se atreven a retarse a sí mismos y que a pesar de haber perdido la esperanza, un día despiertan para encontrar belleza de nuevo en ellos mismos. Alimentar el espíritu, es tu viaje a la felicidad y cuando la felicidad esté presente; cuando la sientas y abraces dentro de ti; y permanezca contigo independiente de las circunstancias; cuando no permitas que la felicidad se ausente, sólo entonces estarás listo para elevarte a las estrellas.

Con amor para ti, por tu salud y tus negocios.

María Conde