top of page
Buscar

The New York Times

De Tijuana al New York Times. Una escritora, un elevador y la clave para alcanzar tus sueños.


Por María Conde


Querido lector,


Escribir sobre un lugar que lleva la palabra Tiempo en su nombre es, en sí, un acto poético en este blog. El 18 de agosto de 2024 abrí un documento de Word y, sin saberlo, escribí una puerta. El título: The New York Times. No tenía acceso, no tenía un plan. Solo tenía la intuición de que escribirlo ya era un acto de fe.


Un día antes de regresar a México, mientras caminaba por Nueva York, pasé frente a un edificio con un letrero que decía: The New York Times. Algo en mí dijo: entra, no pierdes nada con intentar.


Foto tomada por la autora durante su visita al New York Times.
Foto tomada por la autora durante su visita al New York Times.

Pregunté si podía ver algo abierto al público. Me respondieron: “solo el pasillo” (yo ya había leído que el acceso solo se garantiza por invitación). Y era suficiente.


En los muros del pasillo, color amarillo, colgaban retratos, titulares, siglos de humanidad escrita. No eran solo imágenes: eran testigos. Historias que habían cambiado el rumbo del mundo.


Foto tomada por la autora durante su visita al New York Times.
Foto tomada por la autora durante su visita al New York Times.

Fue entonces cuando uno de los trabajadores del Times me pidió saludar a Felicia. Así inició la charla. Me preguntó a qué me dedicaba. Le conté que era escritora, le mostré mi blog y mencioné que el edificio tenía una trayectoria especial. Aunque ya me había hecho a la idea de que no lo conocería por dentro, pues sabía que no estaba abierto al público.


Y entonces, en un gesto generoso y completamente espontáneo, nos invitó —a Felicia y a esta servidora— a pasar al museo interno del edificio. Subí en un elevador, sin entender del todo lo que estaba ocurriendo, pero con el corazón lleno de dicha por todo lo que ese espacio comenzaba a resignificar en mi alma.


Estar ahí —entre cámaras que han documentado guerras, escritoras(es), fotografías premiadas y el primer escritorio del periódico, fechado en 1851— fue un recordatorio: narramos la historia desde la intención.


Foto tomada por la autora durante su visita al New York Times.
Foto tomada por la autora durante su visita al New York Times.

La historia es tiempo.


El tiempo, el tan divino y preciado tiempo.


Es en el tiempo donde dejamos una huella indeleble; en él se narran no solo las decisiones colectivas que tomamos, sino también las individuales.


Foto tomada por la autora durante su visita al New York Times.
Foto tomada por la autora durante su visita al New York Times.

Semanas después, el historiador del New York Times, David W. Dunlap —a quien contacté con algunas dudas sobre el museo— me envió un documento para compartir públicamente en mi blog. En él incluía las fotografías y los nombres de quienes aparecen en los retratos de la sala de juntas del edificio.


La mayoría: figuras del poder, la política y la ciencia. Tomadores de decisiones que le dieron forma a la narrativa colectiva de todo un siglo.


La clave está en los retratos


Fuente: David W. Dunlap, NYT. Imagen adaptada del documento original “Key to the Boardroom Portraits” (PDF).
Fuente: David W. Dunlap, NYT. Imagen adaptada del documento original “Key to the Boardroom Portraits” (PDF).

Al observar este documento impreso en mis manos, algo me quedó claro: la clave está en decidir cuál será nuestra historia. Porque la historia no solo se escribe desde la palabra; se escribe desde quien actúa, desde quien decide no solo narrar su propia historia, sino vivirla con intención.


Al salir del Times ese día, comprendí que la invitación a acceder al edificio, por parte de esta persona generosa, no fue casualidad. Comenzó cuando tomé acción.


Pude no intentarlo. Pude no escribirle al Sr. Dunlap. Pude, incluso, no estar en Nueva York con la intención de convertirme en una mejor escritora y aprender de figuras icónicas del mundo editorial.


Pero me atreví a soñar. Me atreví a actuar. Me atreví a cruzar esa puerta.


Porque, a veces, basta con abrir una puerta para que el mundo entero también se abra.


Canción recomendada

Fly Me High – Xavier Rudd

Una canción que me acompaña cuando necesito recordar que los sueños no solo se imaginan: se caminan. Fly Me High es una invitación suave y poderosa a elevarnos por encima del miedo, a confiar en el viaje y a soltar el peso que no nos pertenece.


Con su estilo orgánico y una voz arraigada en lo espiritual, Xavier Rudd nos recuerda que hay algo más grande guiando nuestros pasos.


Tal vez, mientras la escuchas, también puedas sentir ese susurro que te dice: sí, es posible.

Cuando lo sientas, puedes escucharla aquí.


Frase de la semana

"In any moment of decision, the best thing you can do is the right thing, the next best thing is the wrong thing, and the worst thing you can do is nothing." — Theodore Roosevelt


“En cualquier momento de decisión, lo mejor que puedes hacer es lo correcto, lo segundo mejor es equivocarte, y lo peor que puedes hacer es no hacer nada.” —Theodore Roosevelt


¿Te gustaría recibir más historias como está directamente en tu correo? Puedes suscribirte en el enlace y acompañarme en este viaje de palabras, presencia y propósito.


Y si, este artículo resonó contigo, no olvides compartir para que el mensaje de la posibilidad llegue a más personas.


Con gratitud,

Tu escritora,

María Conde


 
 
 

ความคิดเห็น


Elevate - Original.png
  • Facebook
  • Instagram
bottom of page